Tartamudez
Trastorno del habla permanente, que se caracteriza por la dificultad en la fluidez y puede ir acompañado de conductas secundarias como diversos movimientos, circunloquios…
Según Raquel Escobar, el 5% de los niños comienza a tartamudear aproximadamente a los 3 años y sabemos que de estos, un 20% será persistente. No intervenir tempranamente supone reducir enormemente las posibilidades de remisión de este 20 % y por tanto facilitar la cronicidad. Si esperamos a ver si remite espontáneamente…
Esperar a que ésta remita espontáneamente dará lugar a que:
- Durante este periodo los padres permanecen sólos a la espera de la remisión, con el consiguiente estrés que esto genera.
- No son informados de las pautas generales a seguir.
- Al no hacer una evaluación de un especialista, no reciben información personalizada sobre cómo actuar y comportarse ante el niño.
- El niño permanece sólo con su dificultad para hablar, sin recibir un modelo adecuado ni unas pautas que le orienten.
- Al no recibir ayuda el niño reaccionará, quizá negativamente, ante cada disfluencia; ejerciendo fuerza física, buscando compensar con otras partes del cuerpo y generando tics, realizando movimientos con los ojos, gritando más, sustituyendo sistemáticamente por otra palabra, buscando espacios con mmmmm o ehh, o simplemente evitando hablar.
Todo esto sucederá durante años. Durante unos años en que la plasticidad cerebral es inmensa y en consecuencia, el niño fijará unas conductas secundarias que no harán más que empeorar la Tartamudez.
Tratamiento:
Sistema Phrasing, el cual incluye diferentes actividades, estrategias y técnicas para mejorar la fluidez del habla, así como asesoramiento al paciente y las familias teniendo en cuenta su entorno social, escolar y laboral.